Las obras y características principales de los autores cubanos más citados en la literatura española

Las obras y características principales de los autores cubanos más citados en la literatura española

Autors:
Alberto Torres Fernandez

Rīga, 2007

Sumario:

1.- Tesina.

2.- El fondo histórico de la literatura cubana.

3.- Los autores más referidos en la literatura española.

3.1.- Gertrudis Gómez de Avellaneda, el romanticismo puro.

3.2.- José Martí, el modernismo truncado.

3.3.- José Lezama Lima, el culteranismo cubano.

3.4.- Alejo Carpentier, lo real maravilloso.

3.5.- Nicolás Guillén, la poesía negra cubana.

4.- Resumen.

5.- Anexos.

6.- Bibliografía.

1.- Tesina.

En este trabajo quiero adentrarme en un fenómeno que a mi entender es harto importante y poco tratado: la aceptación de los autores cubanos dentro de la literatura española y por consiguiente en la literatura hispanoamericana. Desde que los países de Hispanoamérica obtuvieron su independencia aparecen ya diferentes literaturas: mexicana, cubana, argentina, peruana, colombiana, etc. Que aunque muy cercanas a la literatura española, van a recorrer caminos diferentes a través de la historia. Pero por mucho que se ha pretendido diferenciar esas literaturas mexicana, cubana, peruana, etc. de la española, siempre han tenido puntos en común y las mismas raíces que va desde el uso de un idioma común para todos hasta los diferentes estilos.

Es el modernismo el estilo literario que llegado de Europa hecha raíces profundas en América y que al regresar a España, es un producto diferente, distanciado del modernismo europeo. Tanto Rubén Darío como Julian del Casal o José Martí se distanciaron de los modernistas europeos por considerarse puros modernistas. Fue la primera vez cuando la América de habla española se convierte de importadora de cultura a exportadora. Ya no es el continente lejano con los ojos puestos en Madrid, París o Londres como ocurrió hasta el siglo XIX, el continente que copiaba todos los estilos europeos. Sería mejor decir que se convierte en un continente que absorbe o acepta los estilos europeos para transformarlos a su modo, a su realidad, formando algo nuevo que sorprende a la propia Europa.

Ya desde el descubrimiento del continente Americano comenzó todo un intercambio cultural entre España y América, dos mundos diferentes. Los españoles al llegar a América se encuentran con cosas, vegetales, flores, animales, etc. que no conocen y que tienen que nombrar por ello el idioma español crece en una riqueza no vista anteriormente. La realidad americana va a ser muy diferente a la europea, cuando en Europa se habla de un río grande, pues se piensa en el Danubio pero en América se habla de un río tan grande que de una orilla no se ve la otra, o de un caudal de agua dulce que se adentra en el Océano Atlántico varios kilómetros como el del Amazonas. Si en Europa se habla de una tormenta, se entiende por lluvia y algo de viento, en cambio para América será un diluvio, truenos y rayos, vientos de hasta doscientos kilómetros por hora que levantan casa en el aire. En el siglo XX esto va a dar lugar a “lo real maravilloso”, ese termino pensado por el novelista cubano, por ende hispanoamericano, Alejo Carpentier para definir esa realidad tan poco frecuente. Lamentablemente se impuso el concepto de “realismo mágico” imaginado por un crítico alemán.

No es contradictorio lo que he expuesto que más nos inclina hacia una diferencia entre la literatura española y la mexicana, cubana, colombiana, etc. porque la propia literatura española se nutre de toda la literatura hispanoamericana. He querido en este trabajo mencionar a los autores cubanos más mencionados en la literatura española: Gertrudis Gómez de Avellaneda, José Martí, José Lezama Lima, Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, aunque esta lista podría contener a dos autores más: Nicolás Heredia y Dulce María Loynaz del Castillo, he preferido concentrarme en los más mencionados o referidos en la literatura española. Tratando el aporte de estos autores a la literatura hispanoamericana. Primero mencionaré el fondo histórico de la literatura cubana, porque la literatura cubana ha etsado muy ligada a la historia política del país, aspecto de gran importancia y que ayuda al lector a ubicar en tiempo y espacio a los autores antes mencionados. Analizando cada autor por separado sin dejar a un lado algunos aspectos biográficos y su labor creativa, detallando lo que a mí entender son las novedades que ellos han aportado a la literatura cubana e hispanoamericana.

2.- El fondo histórico de la literatura cubana.

Cristóbal Colón llegó a la isla de Cuba el 27 de octubre de 1492 encontrando que la isla estaba habitada por diferentes grupos indígenas con diferentes tipos de desarrollo sociocultural. En 1510 comienza la conquista y repoblación de la isla por Diego Velázquez. La actividad económica, en sus inicios, estaba basada en la minería para extraer el oro utilizando a los indígenas para los trabajos. Después de agotarse los lavaderos de oro, la desaparición de los indígenas y la despoblación de la isla, la ganadería va a ocupar el primer lugar en la economía. Se empiezan a introducir negros de Africa para ser usados en los trabajos de agricultura y ganadería. El comercio era controlado por la Casa de Contratación de Sevilla que monopolizaba cualquier actividad mercantil entre América y España sin dar oportunidad a otras potencias de comerciar con las colonias españolas. Corsarios y filibusteros franceses, ingleses y holandeses asolaron todo el Caribe, en especial la isla de Cuba. Debido a las medidas que España tomó, la creación de un sistema de flotas que consistía en reunir en La Habana a todos los barcos de Hispanoamérica y desde allí acompañados por navíos de guerra, salir hacia España; La Habana se alzó como una de las ciudades más modernas y mejor fortificadas de las colonias españolas. Las poblaciones alejadas estaban fuera de estos privilegios comerciales, por lo que se dedicaron a un intenso contrabando con piratas y corsarios. El gobierno español deseoso de terminar con el contrabando trató de sofocar tales intercambios comerciales lo que produjo un alzamiento en la villa de Bayamo en 1603, que dio una temprana idea de las diferencias existentes entre criollos y españoles. Este suceso dio base a la primera obra literaria escrita en la isla, Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa, 1608.

Ya en el siglo XVII la producción se concentraba en el cultivo del tabaco y de la caña de azúcar. Ya empezaba a manifestarse un estilo de vida más acomodado. Con la subida al trono de la dinastía Borbón en el siglo XVIII llegó a la isla cierta modernización mercantil aunque el monopolio español se hizo más fuerte. Esto propició el florecimiento de un iluminismo en la isla y dio origen a una literatura que ya se puede denominar como cubana. Donde se destacan los primeros poetas cubanos Manuel de Zequeira y Manuel Rubalcava influido por el neoclasicismo europeo.

En el caso de Cuba, condujo a la instauración del estanco del tabaco, que beneficiaba a la Corona dejando a los criollos cubanos en un nivel de dependencia total. Esto llevó a varias sublevaciones y represiones, hasta que los comerciantes habaneros lograron obtener el favor del Rey y crear una Real Compañía de Comercio de La Habana (1740). El siglo XVIII fue escenario de guerras entre las potencias europeas, Cuba no quedó fuera de estas guerras, la que más afectó fue la Guerra de los Siete Años (1756-1763) cuando La Habana fue tomada por los ingleses. Durante los once meses que duró la ocupación inglesa de La Habana (y el occidente de la isla), la ciudad tuvo una intensa actividad mercantil que pondría de manifiesto las posibilidades de la economía cubana que hasta ese momento ignoraba el sistema colonial español. Con la devolución de la isla (fue cambiada por la Florida) el rey Carlos III, adoptó una serie de medidas que favorecían al progreso del país. Otros acontecimientos contribuyeron a la prosperidad de la isla. El primero fue la guerra de independencia de las Trece Colonias inglesas de Norteamérica, ya que España autorizó el comercio directo entre los criollos de Cuba y los colonos sublevados. Después durante la Revolución Francesa y el Imperio de Napoleón, España permitió el comercio con los países neutrales, principalmente con EE.UU. por lo que la economía de isla aumentó vertiginosamente. A esto se le sumó la revolución en Haití que disparó los precios del café y el azúcar, la emigración de los colonos franceses a la isla de Cuba. Los criollos cubanos se enriquecieron mucho, aumentando su poder e influencia y cuando la dinastía borbónica fue restaurada en 1814, obtuvieron importantes libertades en el comercio. Este desarrollo de la colonia aumentó las diferencias con la metrópoli. Ya aparecieron en este siglo manifestaciones de una nacionalidad cubana emergente en la literatura y otras expresiones culturales que proponían diferentes soluciones a los problemas de la isla: 1ª el reformismo de Arango y el liberalismo de José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero que optaban por una autonomía, 2ª el anexionismo que pretendía unir la isla a EE.UU. que terminó con dos invasiones de Narciso López, general de origen venezolano que trató de anexionar la isla a la Unión norteamericana, y 3ª la separatista o independentista, la más radical, que ya desde 1810 hubo un intento de independizar la isla. El siglo XIX viene marcado con la aparición de la primera novela conocida Cecilia Valdés, de Cirilio Villaverde publicada en 1839, le siguen los escritores románticos Nicolás Heredia con su Leonela y Gertrudis Gómez de Avellaneda con su Sab, Martín Morua con su Sofía, que introdujo en la isla el naturalismo pero de una manera mediocre.

La guerra de independencia estalló el 10 de octubre de 1868, cuando un abogado del oriente de la isla proclamó la independencia de la isla y dio libertad a los esclavos. Fue creada la Constitución en Guaimaro que dio lugar a la República de Cuba en Armas. Entre 1874 y 1875 el ejército cubano logra sus mayores victorias al mando del General Máximo Gómez que derrotó una fuerza española de 4000 hombres. Pero las diferencias internas dentro de la República en Armas hizo que fracasara la independencia. En 1878 se firmó el Pacto de Zanjón que puso fin a la primera guerra independentista bajo las negociaciones del General Arsenio Martinez Campos. En este año coexisten dos tendencias literarias: 1º una novelística que nace entre el costumbrismo, el romanticismo tardío y el realismo y 2º la culminación del modernismo poético americano con sus dos representantes cubanos, José Martí y Julian del Casal que junto a Rubén Darío que forman el trío magnífico de esta tendencia capaz de influir en las viejas escuelas europeas.

En 1879 estalló la llamada “Guerra Chiquita” que fue sofocada rápidamente. El 24 de febrero de 1895 estalló la guerra independentista de nuevo bajo la dirección de José Martí, escritor modernista, Máximo Gómez y Antonio Maceo. España trató por todos los medios de introducir cambios que satisficieran a los criollos cubanos como la anulación de la esclavitud en 1886 y en 1898 le dio la autonomía a la isla de Cuba, pero ya era tarde. EE.UU ya había empezado a tomar interés en la isla. En febrero de 1898 con la explosión del acorazado Maine, las tropas estadounidenses desembarcan en la isla comenzando así la Guerra Hispano-norteamericana que puso fin al Imperio español. Meses después en el Tratado de Versalles, España traspasó Cuba, Puerto Rico y Filipinas a los EE.UU.

El 1º de enero de 1899 EE.UU toma posesión formal de la isla de Cuba, el gobernador estadounidense trató de eliminar o dejar fuera de las instituciones gubernamentales a los cubanos que habían participado en la guerra de independencia contra España. Todo intento de “americanizar” la isla fracasó y de nuevo la situación en la isla se hacía inestable. El Congreso estadounidense aprueba la Enmienda Platt donde se le daba la independencia a la isla pero EE.UU tenía el derecho de intervenir militarmente cuando entendiera conveniente. El 20 de mayo de 1902 se proclama la República de Cuba. El primer gobierno duró poco, la inestabilidad y el descontento de los cubanos frente a los privilegios de los estadounidenses trajo como consecuencia la segunda ocupación militar bajo el gobierno de Whashington desde 1906 a 1909. Esta ocupación definió los rasgos del sistema republicano que puede resumirse en una curiosa combinación de normación jurídica y corrupción gubernativa. El gobierno de la isla lo dominaban dos partidos: el Liberal y el Conservador. Durante la I Guerra Mundial Cuba tiene una bonanza económica, llamada la “época de las vacas gordas” pero después de terminada la guerra, la economía volvió a caer a niveles muy bajos. En los años veinte del siglo XX se destaca en la literatura una corriente naturalista cuyo representante es Miguel de Carrión con sus novelas Las honradas y Las impuras, así como Carlos Loveira con Generales y doctores. Novelas que van a dibujar la sociedad cubana de principios del siglo XX.

Estados Unidos intervino de nuevo para aplacar las protestas entre 1921 y 1925. Esto trajo como consecuencia el repudio y el descontento de las clases acomodadas y de la inteligencia, empezaron a aparecer corrientes democráticas y nacionalistas, así como partidos obreros y un radicalismo estudiantil dirigido por Julio Antonio Mella que fue junto a Carlos Baliño el fundados del Partido Comunista Cubano. El ascenso del general Gerardo Machado en 1925 a la presidencia representó una alternativa a la crisis. El nuevo régimen intentó conciliar los intereses económicos de la burguesía cubana y del capital estadounidense que trajo una estabilidad y una prosperidad para el país. Pero estos éxitos económicos no pudieron aplacar el descontento de los políticos excluidos del gobierno y de las clases obreras, a ello hay que agregar la crisis de 1929.

En los años treinta marcado por un realismo en la literatura, irrumpe el novelista Alejo Carpentier (Premio Cervantes, 1977) con su primera novela ¡Ecué-Yamba-O! , y toda su producción que va estar vinculada con lo real maravilloso, convirtiéndose en uno de los novelistas principales de las letras a nivel hispanoamericano y mundial. Además la segunda mitad del siglo XX reune a figuras de renombre y verdaderos clásicos de la literatura hispanoamericana como José Lezama Lima con su Paradiso, y a otros creadores como Severo Sarduy, Reynaldo Arenas, Lisandro Otero, Luis Rogelio Nogueras, Eliseo Alberto Diego (Premio Juan Rulfo, principal premio patrocinado por Radio Francia Internacional y el Centro Cultural de México en París y que se otorga a autores hispanoamericanos), Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring, José Antonio Portuondo, Edmundo Desnoes, etc. Va a parecer una poesía social con Regino Pedroso, Rubén Martínez Villena, Feliz Pita Rodríguez, una poesía de tema afrocubano con Nicolás Guillén, José Zacarías Tallet y Dulce María Loynaz del Castillo (Premio Cervantes, 1996) que no se puede incluir en ningún movimiento con su novela El jardín.

En 1933 el régimen machadista estaba a punto de dar paso a una revolución. Machado huye de la isla y se instaura un gobierno revolucionario con el presidente Ramón Grau San Martín que tomó medidas a favor del beneficio popular y que se mantuvo solo unos meses en el poder. Un factor fundamental en la caída del gobierno lo sería el ex sargento Fulgencio Bastista, de la noche a la mañana se convirtió en coronel y jefe del ejército. Bastista fue elegido presidente con un amplio apoyo incluso con el de los comunistas. Durante este primer período presidencial la isla tuvo una mejoría económica debido a la II Guerra Mindial. Los gobiernos que le sucedieron a Bastista llevaron al país a la crisis que terminó con un golpe militar que lo llevó de nuevo a la presidencia en 1952. En los años cincuenta empieza a destacarse la figura de un joven abogado, Fidel Castro Ruz que comenzó a organizar un lucha contra la dictadura batistiana. El 26 de julio de 1953 ataca el Cuartel Moncada, el cuartel de Bayamo y el palacio presidencial, asalto que fracasó y llevó ante los tribunales al grupo de jóvenes. Fidel Castro escribe La Historia me absolverá que más tarde se convertiría en programa de la revolución. Muy a pesar de la crisis social, económica y sobre todo política de la isla, las letras viven un nuevo florecimiento con Cintio Vitier que junto a autores ya mencionados se les unen nombres como Fina García Marruz, Virgilio Piñera ( que además de poeta, cuentista y novelista, es el principal dramaturgo cubano de la centuria que se adelanta al teatro del absurdo), Fayad Jamís, etc.

En 1956 Fidel Castro, que había sido deportado a México, regresa a la isla dirigiendo a un pequeño ejército que se refugió en las altas montañas del oriente del país y que fue ganando simpatizantes hasta llegar a formar un ejército de 10.000 hombres. Ernesto Guevara de La Serna y Camilo Cienfuegos dirigen la invasión rebelde hacia el occidente de la isla, mientras que Fidel Castro se queda en el oriente. El 1º de enero de 1959, Batista abandona el país después de felicitar al pueblo cubano por el Año Nuevo.

Seguidamente se formó un gobierno donde Manuel Urrutia fue elegido como Presidente y Fidel Castro como Primer Ministro, pero muy pronto comenzaron los desacuerdos entre ambos, Urrutia representante de la clase media y de los emigrantes de Miamí y Castro de la clase menos favorecida. En julio Castro renuncia y convoca a una huelga general que terminó con la renuncia del presidente. Comienza una serie de conflictos entre La Habana y Whashington, nacionalizaciones y restricciones en el comercio. En 1961 EE.UU organiza una invasión de la isla con soldados cubanos radicados en la Florida. Fue un gran fracaso aunque el gobierno estadounidense continuó tratando de derrocar al cubano, esto llevó a la gran crisis internacional de octubre de 1962 cuando los soviéticos instalan en Cuba los cohetes nucleares. Meses después los jefes de estado de EE.UU y la URSS se reúnen para solucionar la crisis. La década de los sesenta marcada una politización de la sociedad, resalta el cuentista cubano Lino Novas Calvo y el poeta Reynaldo Arenas, ambos emigran a EE.UU siendo prohibidas sus obras en la isla.

Comienza la época del bloqueo económico de los EE.UU hacia la isla y el acercamiento al campo socialista de la República de Cuba. En 1965 Castro declara que su revolución es socialista. No se puede negar algunos adelantos del regimen castrista como es la alfabetización que llevó acabo en 1961, la aprobación de la educación obligatoria y gratuita así como de los servicios médicos gratuitos. La cultura y el deporte pasan a ser ramas de prioridad en la sociedad cubana aunque solo para las personas que estaban de acuerdo con los principios de la denominada revolución. Muchos artistas sufren persecución, represión y hasta se crean campos de trabajo forzado para reeducar a los artistas. También a partir de la década del 70 Cuba va a ganar prestigio dentro de la comunidad internacional. Por supuesto muchos errores también fueron haciendo daño a la isla como la dependencia económica cada vez mayor de Cuba hacia la URSS y los países socialistas de la Europa Oriental, la participación de los soldados cubanos en guerras de África en Argelia, Congo, Angola, sobre todo este último país.

En los años noventa aparecen nuevos novelistas y poetas como Senel Paz (Premio Juan Rulfo, 1990), Zoe Valdés que se marcha al exilio como ya lo habían hecho Guillermo Cabrera Infante, Edmundo Desnoes, Lydia Cabrera, etc. Desde 1959 no solo la literatura sino todo el arte cubano se ve dividio entre los que se quedaron en la isla en silencio o apoyando al régimen Castrista y los que partieron al exilio, donde se puede observar dos corrientes una de silencio total y otra nostálgica y politizada. Se debe esto a una frase de Fidel Castro en uno de sus primeros discursos en los años sesenta cuando afirmó refiriéndose a los intelectuales: “ con la revolución todo, contra la revolución nada”, sembrando un antagonismo que afecto a todo el arte cubano.

La década del 90 llega con la gran crisis que provoca la desaparición de la URSS y el campo socialista de Europa Oriental, Cuba se ve apartada del mundo y sin los suministros que antes recibía. Se paralizan las industrias por falta de materias primas y electricidad, el nivel de vida decae a niveles nunca vistos y lleva al gobierno a implantar un “período especial en tiempo de paz”, que se resume en un racionamiento muy grande de todo. En los últimos años la economía de la isla va saliendo de la crisis, primero por el aumento del turismo y segundo por las ayudas de regimenes como el de Venezuela, pero la crisis económica, financiera, social y moral en la isla es muy profunda.

3.- Los autores cubanos más referidos en la literatura española.

3.1.- Gertrudis Gómez de Avellaneda y el romanticismo puro.

Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en la ciudad de Puerto Príncipe, actual Camagüey, Cuba, el 23 de marzo de 1814, aunque en su autobiografía figura el año 1816. Fue una escritora nacida en Cuba y que vivió en España desde los 22 años, es considerada como una de las voces más auténticas del Romanticismo hispano.

Su vida fue un cúmulo de desgracias comparables a las de sus personajes. Antes de cumplir los nueve años ya escribía “apasionados versos” escribía en su autobiografía. Pronto empezó a componer dramas y novelas, al mismo tiempo que se distinguía como actriz en funciones de teatro de aficionados. También creció pensando en el teatro, interpretando y escribiendo teatro.

“Mi gran placer y única afición por aquella época era representar tragedias con otras muchachas de mi edad… Mi familia llegó a concebir temores, y mi madre me prohibió terminantemente volver a tomar en mis manos ninguna obra dramática. Pero ¿de qué serviría aquella privación? No habiendo tragedias que leer, yo comencé a crearlas” (Bravo- Villasante.1967)

La negación a casarse con el hombre que habían elegido sus padres, la muerte del padre y la boda de la madre con otro hombre marcaron mucho a la joven Avellaneda que ya sufría la presión de vivir en una ciudad provincial de una colonia española y donde la mujer no tenía cabida en los círculos literarios. Es un tiempo en el que realiza abundantes lecturas de autores españoles y franceses, estos últimos los leía en original pues como toda familia acomodada de la isla, ella había hecho estudios de francés. En abril de 1936 la familia se traslada a Santiago de Cuba y al poco tiempo salen hacia Europa. Ya en el barco escribe el controvertido poema “Al partir” (ver anexo 1), con el que se ganó el odio y la incomprensión de sus compatriotas. Después de una corta estancia en Burdeos, Francia, reside un año en La Coruña y más tarde en Sevilla, donde conoce a Ignacio Cepeda y Alcalde que en aquel momento estudiaba derecho y que sería el gran amor de su vida. Avellandea escribe un “cuadernillo” de impresiones para complacer la curiosidad de su amigo bajo la condición de que quemara las hojas leídas después. Cepeda no destruyó los escritos, aunque sí un poco el corazón de ella.

Por esa época es cuando comienza a publicar en periódicos y revistas, estrena su primer drama Leoncia, 1840 y es acogida por los liceos de Sevilla, Málaga y Granada. Es amiga de Lita, Gallego, Quintana, Espronceda, Zorrilla, Bretón, Hartezentbusch y el Duque de Frías, se traslada a Madrid donde es aceptada como Socia de Literatura. En 1841 publicó dos libros de “Poesías” y su famosa, pionera y muy analizada novela “Sab”. Durante toda su vida cultivó todos los géneros, escribió un total de diecinueve obras de teatro que se estrenaron en su mayoría en Madrid y tuvieron bastante éxito, nueve novelas y reedita dos veces sus poesías para “Obras completas”. Publicó además poemas sueltos y artículos en la prensa.

En su obra, sobre todo en su poesía, el amor es su tema fundamental, y su versos eróticos son de extrema y apasionada sinceridad, con una nota subjetiva de ternura y nostalgia. En 1844 conoce al poeta Gabriel García Tassara, entre ellos nace una relación turbulenta basada en el deseo, los celos, el orgullo y el temor. Aunque Tassara critica mucho su egolatría, ligereza y frivolidad en algunos versos, quiere verse ganador entre la multitud de hombres que rodean a la Avellaneda que se rinde a ese hombre. Tula (como se le conocía) queda embarazada y soltera, en un Madrid de mediados del siglo XIX, ve lo que se le avecina e incluso le parece vislumbrar el final de su vida literaria. Escribe “Adiós a la lira” a modo de despedida de la poesía. En 1845 nace su hija que morirá a los pocos meses, se debate en la depresión, escribe a su gran amor Cepeda que la ignora, al padre de la niña que se niega a verla. Pero se sobrepone de manera asombrosa y ese mismo año, en 1845 se casa con Pedro Sabater, quien moriría meses después en Burdeos y se retira a un convento por una temporada. Meses después regresa a Madrid y se casa con Diego Verdugo que fue herido en el estreno de su obra teatral “Baltasar” en 1858. se marchan a Cuba, a Estados Unidos y Francia donde en 1863 muere Verdugo.
Tula regresa a Sevilla y luego a Madrid, su amigo-amante Nicasio Gallego muere también. Es propuesta para ingresar en la Academia de la Lengua Española, cosa que no logró. Regresa a Sevilla donde muere el 1 de febrero de 1873.

El Romanticismo, tiene su auge en la primera mitad del siglo XIX, se haya vinculado con una serie de circunstancias históricas que son necesarias mencionar. Está marcado este período por la reacción que Europa padece contra el poder napoleónico que terminará con el Congreso de Viena en 1815 y que nos da idea del matiz conservador del Romanticismo. Junto a este Romanticismo arcaizante, tradicionalista y cristiano, aparece, años más tarde, otro de tipo revolucionario y liberal, cuya bandera de combate era la destrucción de todos los dogmas morales, políticos y estéticos hasta ese entonces vigentes. En España llega con el regreso de los liberales a la muerte del rey absolutista Fernando VII. En Hispanoamérica, siguiendo las huellas de la Metrópolis, hubo un florecer del romanticismo en Cuba, México, Argentina y Perú.

La isla de Cuba seguía bajo el canon del Neoclasicismo español que definía toda la producción literaria donde sobresalieron Manuel de Zequeira y Arango y Manuel Justo de Rubalcava. Con cierto retraso con respecto a la de España, el neoclasicismo empieza a descender con la obra de José María Heredia su más limpio representante. Se advierte un profundo reconocimiento de sensibilidad nacional como síntoma identificador de la poesía. Es la exaltación de feliz melancolía de Heredia, la retórica metropolitana de Gertrudis Gómez de Avellaneda o del repentinismo criollista de Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, los que van a considerarse como el signo verdadero de la generación romántica de la poesía cubana. Este romanticismo muy aparte de propagar el culto al “yo” y el ansia de libertad también va a tratar las ideas racistas y a atacar la esclavitud de los indígenas y negros traidos de África, así como la relación entre los pueblos, contraponiendo la identidad nacional a la de Estados Unidos y de la propia España. Gertrudis Gómez de Avellaneda sin proponerselo escribe la primera novela antiesclavista en Cuba y en castellano, Sab, novela donde no hay manifestaciones políticas pero que el paisaje que rodea a este negro llamado Sab, y los sentimientos que expresa este personaje se convierte en una de las primeras críticas a la esclavitud. Por la fecha de edición, podemos percatarnos que es anterior a la de Harriet Beecher Stowe La cabaña del tío Tom y muchos consideran que la superó en algunos aspectos, sobre todo estéticos.

No es casual entonces que Nicomedes Pastor Díaz, periodista de la época, escribiera a raíz de la salida de Sab: “No es Sab una novela española ni mucho menos inglesa o francesa. Sab es una novela americana como su autora.”(1) realmente es así, tanto que el ambiente no es otro que la Cuba del siglo XIX en Puerto Príncipe; el lenguaje está lleno de americanismos y con frecuencia encontramos la descripción de la flora y la fauna cubanas: la palma, la ceiba, el mango, el guacamayo, el colibrí, y también el mayoral, el bohío, la zafra y el cimarrón. (ver anexo 2).

El amor es aparentemente el tema principal que corresponde al romanticismo. Hay dos triángulos amorosos 1º Sab—Carlota—Enrique y 2º Carlota—Enrique—Teresa. Sab es literalmente un esclavo del amor, su pasión por Carlota lo consume hasta la muerte. Tanto para Sab como para Carlota y Teresa el amor es inseparable del sufrimiento. Carlota ama apasionadamente y de manera impulsiva, Enrique es un amante medio porque para él lo principal es el dinero, el interés. Aman todos y a priori una belleza ideal. El amor, especialmente en Sab, es una fuerza universal que está en todas las cosas. Por eso hay una correspondencia romántica entre la naturaleza y la mujer. Sea por las inquietudes románticas o las ideas feministas de Tula, hay una visión negativa del matrimonio.

Otro de los temas es la esclavitud. La acción de la novela transcurre en una plantación azucarera a principios del siglo XIX en Cuba, en la provincia de Camagüey donde hay observaciones sobre la vida del esclavo, casi todas en boca de Sab. Más que los males de la esclavitud lo que la novela denuncia es la desigualdad racial que se presenta como una alteración de la ley natural. La esclavitud es un tema aborrecible para la sensibilidad romántica que precia de manera exagerada la libertad individual. (ver anexo 3). Seguido por el tema de la naturaleza que refleja el sentimiento lírico de la autora y es tratada como un testigo de las pasiones humanas. A veces se usa de manera simbólica para reflejar el estado de ánimo de los personajes: la calma de la tarde que anticipa la muerte de Sab. Sin embargo, los datos ofrecidos sobre la topografía, la flora, la fauna y hasta el folklore de los habitantes adentran, por su detallismo, a la novela en el estilo costumbrista. Por último hay un tema que se ve presente y tiene un gran peso, el dinero. Hay en la novela un rechazo total y claro hacia el dinero y la atmósfera mercantil y especuladora de la vida burguesa. La autora critica el amor que le tienen los extranjeros al dinero, “viles mercaderes” llama Sab a los Otway. El dinero no trae la felicidad de las almas nobles, como sucede con Carlota personaje que pierde su calidad noble por la ambición hacia el dinero.

Por ser novela sentimental, forma típica romántica, prevalecen en Sab los sentimientos sobre las acciones y la vida interior de los personajes ocupa el centro de interés de la novela. El personaje principal es Sab, su verdadero nombre es Bernabé. Sab es apelativo cariñoso. Es posible que su padre sea un hermano menor de don Carlos. Corresponde, según Alzola, al prototipo del buen salvaje y, según Araujo, a la del bon nègre. Pero no se asemeja, ni por su color ni su porte, a un esclavo típico. Es un esclavo fiel, devoto a la felicidad de sus amos y rehúsa la libertad cuando se le concede. Carácter: alma sublime que, según Teresa, no merecía la suerte de haber nacido esclavo. Héroe romántico hasta la médula: Orgulloso y crítico: “el orgullo es lo más bello, lo más grande que yo conozco”, pero crítico de los hombres y claramente consciente de las limitaciones y la degradación que implica su condición de esclavo. Amante de la libertad, pero no es un revolucionario. No mata a su rival cuando tiene la oportunidad. Pero no es dócil como el buen negro de la novela abolicionista. En su carta a Teresa hay una visión utópica del futuro de la humanidad lo cual convertiría a Sab en una especie de vidente o profeta.

Carlota es bella físicamente; rostro angelical. Ideal de la belleza platonizante que ve en ella Sab. Carlota es, irónicamente, igual que Sab, puesto que también se enamora de una forma hermosa, Enrique. Posible crítica al platonismo romántico (al menos en lo que corresponde a la perspicacia femenina) y eco de las ideas de Victor Hugo en torno a la belleza y el concepto del grotesco. Carácter apasionado, idealista. Carlota muestra poco fundamento en la selección del objeto de su pasión. Al final de la novela su infelicidad podría verse como una suerte de castigo por haberse dejado engañar por una falsa belleza (la de Enrique). Teresa es el personaje más complejo de la novela. Una mujer sin cualidades ni rasgos de personalidad aparentes. Ni bonita ni fea. Hija ilegítima y pobre. Al principio, parece un personaje secundario y parece meramente la contra modelo de Carlota. Siente envidia por la dicha de Carlota. Sólo sabemos que ama a Enrique por el brazalete que le regala a Sab como recompensa. Teresa y Sab son dos buenos platónicos. La escena con Sab la enciende y le ofrece irse con él, trasgrediendo la barrera racial y dando lugar a la escena más subversiva de toda la novela. Contrario a Sab que siempre logra dominar su pasión.

Enrique, aunque bello, es frío, interesado y ambicioso pero también tiene sentido común y es capaz de nobles sentimientos como la gratitud si bien a veces se avergüenza de ellos y en otros exhibe una marcada conciencia clasista que no parece compartir la familia de Carlota. Objeto del deseo femenino en la novela. Carlota y Teresa lo aman. Enrique y su padre representan el mundo preocupado por la economía y el dinero, mundo y clase social criticados fuertemente en la novela. No es un personaje enteramente negativo; tiene gestos de generosidad y es capaz de querer hasta cierto punto a Carlota. Algunos personajes secundarios pero de importancia son don Carlos de B (¿Betancourt?): bondadoso pero ineficiente dueño de esclavos. Comparte con Carlota una actitud paternalista hacia los esclavos. Martina es descendiente de los indios que poblaron Camagüey. Orgullosa y con pretensiones de nobleza. Es una curiosa y simbólica mezcla de blanco, indio y negro. Su profecía sobre la rebelión de los negros que han de vengar a los indios hace de este personaje uno de los más subversivos de la novela. Don Jorge, judío converso inglés, prototipo del avaro, carente de modales. El matrimonio es para él un negocio. Y por último el Narrador, 3ra persona, omnisciente. Es escrupuloso a la manera realista en las descripciones y establece una complicidad con los lectores; moraliza a menudo.

El estilo es elegante y culto; la prosa, lírica. El vocabulario hace uso de americanismos (flora y fauna) pero algunas voces no habituales en Cuba. Prevalece lo sensorial en las descripciones. Predomina la sensibilidad romántica en cuanto al mundo interior de los personajes pero el estilo con que las mismas se describen tiende a ser realista así como el entorno donde se mueven los personajes es descrito de manera minucioso y verosímil y con pocos elementos góticos. La descripción de Luis, el niño raquítico y enfermo, parece un anticipo de la novela naturalista por lo patético de la escena, si bien el pasaje está lejos de avenirse con los postulados cientificistas del naturalismo.

Es paradójico que además fuese justamente ella, la cubana ausente y distante, quien llevara a primeras lineas el problema de la vida en la isla con acierto y maestría. Fue blanco de críticas y prohibiciones. Hilario Cisneros Saco decreta en septiembre de 1844 la retención en la Real Aduana de Santiago de Cuba los libros de Gertrudis:

Las obras tituladas “Sab”, novela original en dos tomos a la rústica…y “Dos mujeres”, novela en dos tomos también a la rústica…Ambas de la Sra. Gertrudes Gómez de Avellaneda; las cuales no pueden introducirse por contener la primera doctrinas subersivas del sistema de esclavitud de esta isla y contraria a la moral y las buenas costumbres, y la segunda por estar plagada de doctrinas inmorales… (2)

Con su novela Guatimozín, el último emperador de México (1846) nos dio una visión indigenista en una época donde esa cuestión no era tratada por nadie. En esta ocasión, aborda el tema del indio americano, y sin vacilar toma partido por los aztecas, esa raza mexicana que ella reivindica con su pluma, adquiriendo la más perfecta idealización. Ahí está la historia de América o mejor aún de una parte de ella muy conocida ya, desfilan por las páginas: Moctezuma, Hernán Cortez, los mitos, la lengua, la cultura y a Guatimozín defendiendo hasta el último momento a Tenochtitlan. Novela que al decir de Pedro Henríquez Urena, está incluida entre los mejores ejemplos del tratamiento romántico del tema indigenista en nuestra América. A su vez, José A. Portuondo la considera como la mejor novela histórica que fue escrita en la España romántica.

Gertrudes Gómez de Avellaneda restauró formas ya olvidadas e introdujo innovaciones en la versificación castellana, incluso algunos autores prefieren colocar a la poetisa entre los precursores del modernismo. En sus primeros poemas de La Peregrina que salieron publicados entre 1840 y 1850 en el periódico La Aureola de Cádiz ya se podía ver unos versos compuestos con combinaciones rítmicas nuevas y únicas. Ella misma llegó a reconocer que iba creando una poesía cuya forma era difícil y original, que por eso ella solía analizar su obra para producir cadencias melodiosas y armónicas. Su lírica se fundó en modelos bien establecidos en castellano y otros idiomas, pero se sirvió también de las formas en moda entre sus contemporáneos. En resumen lo que más distinguió a la Avellaneda fue el deseo de crear una técnica lírica original.

En 1850 escribió a Cañete, redactor de la revista antes mencionada, que había inventado “ciertos metros no usados hasta entonces”. Se refería a su poema La noche de insomnio y el alba, en que la que se puede ver una escala ascendente de versos escritos en octavillas y octavas desde dos hasta dieciséis sílabas.

“Noche
Triste
Viste
Ya,
Aire,
Cielo,
Suelo,
Mar.

¡Guarde, guarde la noche callada sus sombras de duelo,
hasta el triste momento del sueño que nunca termina;
Y aunque hiera mis ojos, cansados por largo desvelo,
Dale, ¡oh sol! a mi frente, ya mustia, tu llama divina!
…”

Igualmente en esa carta le hizo prestar atención al ritmo difícil del poema La cruz, que es una composición escrita en endecasílabos de neuve versos combinados con un verso de siete sílabas que se coloca en medio de la estrofa, y, en parte, en octavas con versos de nueve sílabas.

Y termina comentando sobre La pesca en el mar que tiene combinaciones admirables.

“¡Mirad!, ya la tarde fenece…
La noche en el cielo
despliega su velo
propicio al amor.

La playa desierta parece;
las olas serenas
salpican apenas
su dique de arenas,
con blando rumor.
…”

En el terreno teatral, intentó fundir la tragedia clásica con el drama romántico pero sin caer en los excesos de éste, como en los dramas operísticos Saúl (1849) o Baltasar (1858), considerada la mejor de sus obras por el retrato psicológico de los personajes, en la que aborda también el tema de la liberación, esta vez desde la perspectiva de los pueblos oprimidos. Gertrudis Gómez de Avellaneda, aceptada y respetada en España, tuvo la suerte de ver muchas de sus obras teatrales en escena, gozó de un éxito en vida poco frecuente y más por su condición de ser mujer. En su patria, Cuba, fue la gran incomprendida, sus obras censuradas en tiempo de la colonial, odiada por los nacionalistas y más tarde por los revolucionarios como traidora. Solo en la actualidad ha habido cierto reconocimiento de su obra aunque sin mencionar el poema Al partir, explotando más esa faceta feminista y rebelde de la autora.

3.2.- José Martí, el Modernismo truncado.

José Julián Martí Pérez nació en La Habana, el 28 de enero de 1853, de padres españoles. De niño, estudia en el colegio San Anacleto, y en la Escuela Municipal de Varones de La Habana.

Poco después del Grito de Yara, Martí comienza a publicar escritos alusivos a la lucha de los cubanos por su independencia. El 4 de marzo de 1870 es condenado por un Consejo de Guerra a seis años de prisión. Es llevado a realizar trabajos forzados en las canteras de La Habana. Poco después es indultado, por gestión de su padre, y trasladado a Isla de Pinos. Se le conmuta la pena por el destierro. El 15 de enero de 1871 parte con rumbo a Cádiz.

En Madrid publica su denuncia El presidio político en Cuba. Gestiona su matrícula en la Universidad de Madrid. En mayo de 1873 se traslada a la Universidad de Zaragoza y cursa el bachillerato paralelamente con sus estudios universitarios. Se gradúa de Licenciado en Filosofía y Letras. Sale de España y visita otras ciudades de Europa. En 1875 llega a México y publica en la Revista Universal y en El Federalista.

Parte de Veracruz con rumbo a La Habana a donde llega en 1877. Regresa a México y viaja a Guatemala en marzo. En mayo conoce a María García Granados, a quien le dedica posteriormente el poema: La niña de Guatemala. Es nombrado catedrático de la Escuela Normal Central de Guatemala. Se casa en México el 20 de diciembre con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán.

Aprovechando la amnistía otorgada tras el pacto del Zanjón, viaja a La Habana el 27 de julio de 1878. El 22 de noviembre nace su hijo, José Francisco. Trabaja de abogado y obtiene permiso para impartir clases. Es detenido el 17 de septiembre de 1879 y sale deportado hacia España acusado de conspiración.

El 3 de enero de 1880 llega a Nueva York donde es nombrado vocal del Comité Revolucionario Cubano de esa ciudad que preside Calixto García. Publica en The Hour y The Sun. Viaja a Venezuela en enero de 1881. Publica en La Opinión Nacional. Edita la Revista Venezolana. Abandona el país el 28 de julio por problemas con el dictador de turno.

Regresa a Nueva York donde publica, a principios de 1882, Ismaelillo. Colabora con La Nación de Buenos Aires. Intercambia correspondencia con Máximo Gómez y Antonio Maceo dedicados a la Guerra de Independencia. Escribe varios de sus Versos libres, aunque no los publica. En 1885 publica su primera novela modernista Amistad Funesta tres años antes de que Rubén Dario publicara Azul.

Continúa publicando en La Nación y en El Partido Liberal de México fundamentalmente. El 16 de abril de 1887 es promovido a Cónsul del Uruguay en Nueva York. De julio a octubre de 1889 edita los cuatro números de La Edad de Oro, revista mensual dirigida a los niños de América Latina. Al final del año publica una serie de crónicas acerca de la Conferencia Internacional Americana que se celebra en Washington. En 1890 es nombrado Cónsul de la Argentina; el 30, cónsul del Paraguay. En diciembre es nombrado presidente de la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York.

El 10 de enero de 1891 aparece en La Revista Ilustrada de Nueva York, su artículo Nuestra América. En marzo participa en el Congreso Monetario de Washington como representante de Uruguay. En octubre renuncia a todos sus cargos para dedicarse de lleno a la preparación de la guerra necesaria. Ese mismo mes publica sus Versos sencillos en Nueva York. Durante 1892 prepara los estatutos del Partido Revolucionario Cubano y publica en Patria. Viaja entre Nueva York, Tampa, Cayo Hueso y Filadelfia organizando a los cubanos en el exilio. El 29 de enero de 1895 firma, con Enrique Collado y José María Rodríguez, la orden de alzamiento dirigida a Juan Gualberto Gómez. El 7 de febrero llega a Montecristi. El 25 de marzo firma con Gómez el Manifiesto de Montecristi, donde sienta las bases programáticas de la revolución.

El 11 de abril de 1895 desembarca con Máximo Gómez y otros en Playitas, provincia de Oriente. El 15 de abril recibe los grados de Mayor general del Ejército Libertador. El 18 de mayo de 1895 escribe a Manuel Mercado una carta que es considerada su testamento político. Muere en combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, tras una corta y agitada vida, dedicando mucho esfuerzo a la independencia de Cuba y sin dejar de escribir.

Además de destacado ideólogo y político, José Martí fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y la figura más destacada de la etapa de transición al modernismo, que en América supuso la llegada de nuevos ideales artísticos.

Como poeta se le conoce por Ismaelillo (1882), obra que puede considerarse un adelanto de los presupuestos modernistas por el dominio de la forma sobre el contenido; Versos libres (1878-1882), La edad de oro (1889) y Versos sencillos (1891), esta última decididamente modernista y en la que predominan los apuntes autobiográficos y el carácter popular.

El Ismaelillo, fue publicado en 1882 siendo un conjunto de versos escritos un año antes, adelantándose así a la publicación de Azul de Rubén Dario que fue en 1888. Fue una edición del autor que además eligió las viñetas, la tipografía en la ciudad de Nueva York y que en principio no salió a la venta como libro sino que fue enviado a sus amigos en Cuba, México y Caracas, sobre ello comentaba el autor como dedicatoria a una amigo caraqueño:   

“Yo no vendo ese libro: es cosa del alma. Pero me da gozo pensar que puedo hacer con el un beneficio. Ni lo hago por fama, pero pensando en mi hijo, se me llena el alma de jazmines; y se es un haz de ellos”.

La ternura, libre de maquillajes y de retórica, fue uno de los elementos principales de esa poética, la suya que nacía entonces en el primero de sus libros y con el que abría el espacio para la renovación de la lírica iberoamericana, que posteriormente conoceremos como el Modernismo.

Son versos de adjetivación libre, de intenso ritmo, de palabras simbólicas (luz, alas, oro), donde se entrecruzan arcaísmos y neologismos, y donde se maneja el diminutivo desde su carga semántica afectiva (jinetuelo, musilla, caballeruelo) que fue considerado por el español don Federico de Onis como “la transición del romanticismo al modernismo” en la poética de la lengua castellana.

El Ismaelillo tiene quince composiciones, ocho concebidas en el molde de seguidillas, de heptasílabos y pentasílabos, cuatro en forma de romancillos heptasílabos y tres romancillos hexasílabos donde sabe plasmar la angustia que siente Martí por la ausencia del hijo, es un canto a la nostalgia y la expresión más límpida del amor paterno-filial y que a la vez es muy sencilla.

Para un prícipe enano, es el primer poema que abre este libro, que va a describir a su hijo logrando que el adjetivo describa (prícipe enano, quedejas rubias, hombro blanco) o contraponga (estrellas negras) otorgándole a la frase otro sentido. Usa una cadena de verbos (vuelan, brillan, palpitan, realmpaguean) que más que acción verbal es adjetiva.

La musa (musilla) de José Martí para escribir estos poemas es su hijo José Francisco alejado de él por asuntos políticos y el conflicto conyugal con su esposa; y que llamara Ismael, como el hijo de Abraham con la esclava Agar, el fundador del pueblo árabe en el pasaje bíblico y donde el autor va a cargar el título con un simbolismo fuerte, porque Martí luchaba por la fundación de su pueblo, de su patria. Estando en Caracas José Martí escribe: “”mi objeto es desembarazar del lenguaje inútil la poesía: de hacerla duradera, haciéndola sincera, haciéndola vigorosa, haciéndola sobria; no dejando mas hojas que las necesarias para hacer brillar la flor. No emplear palabra en los versos que no tenga en si propia, real e inexcusable importancia. Denunciar el vulgar culto a la rima, y hacer de esta esclava del pensamiento, vía suya, órgano suyo, traje suyo.” Algo parecido a su manifiesto modernista que va a ser una constante en su poesía.

Otra de sus obras o libros que se rige por esa idea modernista, es la revista mensual (pensada así) llamada La Edad de Oro, de la cual solo llegó a publicarse cuatro números. Revista dedicada a los niños “ y a las niñas, por supuesto” aclara el propio autor en el prólogo, revista que ha llegado hasta nuestro tiempo conservando su frescura, validez y vigencia, que habla a los niños y adolescente en un lenguaje universal que no conoce distancias ni fronteras. Claro que mucho se ha escrito de esta revista infantil, publicada en Nueva York en idioma español, por lo tanto dirigida a los niños de habla hispana y que pretendía formar al “hombre nuevo” termino que usaba José Martí para referirse a al futuro republicano, donde las miserias humanas del antiguo régimen no estarían presentes;
“A los niños – decía el Maestro – no se les ha de decir más que la verdad, y nadie debe decirle lo que no sepa y como se lo está diciendo, porque luego los niños viven creyendo lo que les dijo el libro o el profesor, y trabajan y piensan como si eso fuera verdad, de modo que si sucede que era falso lo que les dicen, ya les sale la vida equivocada, y no pueden ser felices con ese modo de pensar, ni saben como son las cosas de veras, ni pueden volver a ser niños, y empezar a aprender todo de nuevo”.
Teniendo en cuenta el tiempo en que sale la revista, 1889, el por ciento de los niños que sabían leer (y comprender ese lenguaje modernista) era mínimo e igualmente mínimo los padres que podían darse el lujo de comprar esa revista. ¿Para quiénes escribía entonces José Martí? Es la pregunta que a los estudiosos de la obra martiana se hacen sin llegar a una respuesta concreta.
En esta revista encontramos artículos, cuentos, narraciones, poemas, traduciones y adaptaciones de otros autores hechas por José Martí. En Tres héroes el autor quiere dar a conocer a las tres personalidades que fueron el sostén de la independencia sudamericana: Simón Bolivar, Manuel Hidalgo y José de San Martín. Describe al primero de estos héroes de una manera sencilla, con metáforas precisas combinadas con sus ideas políticas de independencia: “Bolívar era pequeño de cuerpo. Los ojos le relampagueaban, y las palabras se le salían de los labios. Parecía como si estuviera esperando siempre la hora de montar a caballo. Era su país, su país oprimido, que le pesaba en el corazón, y, no le dejaba vivir en paz. La América entera estaba como despertando. Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela…”. Hay cuentos escritos por el propio Martí como Meñique, Bebé y el señor don Pomposo, Nené traviesa, La muñeca negra o artículos como La exposición de Paris del verano de 1889 que el autor visitó y llevó a su revista a modo de información sobre los adelantos de la ciencia. También hay adaptaciones o traducciones del inglés y el francés que hacía el propio Martí, Cada uno a su oficio, una fábula del norteamericano Emerson, La Ilíada de Homero, Los dos prícipes basado en la idea de la poetisa nortemaricana Helen Hunt Jackson, El camarón encantado cuento de Laboulaye, Los dos ruiseñores versión libre del cuento de Andersen o poemas propios como Los zapaticos de rosa.
Los versos sencillos que componen la producción modernista de José Martí y que son los más conocidos en todo el mundo:
“Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
 
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, montes soy.
…”
Estos versos que han sido musicalizados e incluidos dentro de la conocidísima canción Guantanamera se han convertido en un patrimonio universal.
No hay antología de poemas que olvide a José Martí, sobre todo su poesía, aunque a partir del 1959 en Cuba se le ha dado más importancia a su ideal político que fue muy abundante, sus frases sacadas del contexto del siglo XIX, sirvieron y sirven a la ideología de la llamada Revolución Cubana porque José Martí, literalmente se suicidó como poeta para dedicarse a la independecia de la isla y a defender los derechos de los pobres del continente. Dedicó más tiempo a sus escrito políticos y a la organización de la guerra de independencia contra España. Pero esto no impidió que Manuel Gutiérrez Najera lo llamara “padre” del modernismo hispano.
3.3.- José Lezama Lima, el culteranismo cubano.
José María Andrés Fernando Lezama Lima, conocido por José Lezama Lima Nació el 19 de diciembre de 1910 en el Campamento de Columbia, en las proximidades de La Habana, donde su padre era coronel. Ya en la capital, participa en los alzamientos estudiantiles contra la dictadura de Machado en los treinta y se matricula en Derecho. Desde 1929 hasta su muerte, vivirá primero con su anciana madre y, más tarde, con su esposa (su ex secretaria) en una casa de la parte vieja de la ciudad, tolerado a duras penas por el régimen, y sólo abandonará la isla durante dos breves estancias en México y Jamaica. Poeta, ensayista y novelista, patriarca invisible de las letras cubanas, desde 1944 hasta 1957. Fundó la revista Verbum y estuvo al frente de “Orígenes” (1944 – 1946), la más importante de las revistas cubanas de literatura. Obeso y asmático desde la infancia, muere el 9 de agosto de 1976 en pleno olvido por parte de las autoridades de la isla.
Conocedor profundo de Góngora, Platón, los poetas órficos y los filósofos gnósticos, Lezama pasó su vida en el amor a los libros. Su obra culterana está saturada de claves, enigmas, alusiones, parábolas y alegorías que aluden a una realidad secreta, íntima y, al mismo tiempo, ambigua. Desarrolló cierto erotismo en la escritura, anticipándose, de esta manera, a las corrientes europeas de la estilística estructuralista. Sus ensayos son imaginativos, poéticos, abiertos y constituyen una recreación de textos y visiones. Promotor de revistas, supo congregar en torno suyo a poetas de la talla de Gastón Baquero, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Virgilio Piñera y Octavio Smith, entre otros. Su amistad con el poeta y sacerdote español Angel Gaztelú (1914), contribuyó a la formación de su mundo espiritual.
Su primer libro de poemas fue Muerte de Narciso (1937), y con él emplaza al lector frente a una situación límite de la realidad de cuyo desmantelamiento surge otra realidad artísticamente potenciada y reconstruida dentro de una fascinante y barroca mitología. Siguen, entre otras obras poéticas, todas influidas por el estilo rico en metáforas y lleno de distorsiones de Góngora, Enemigo rumor (1941?), Aventuras sigilosas (1945), Dador (1960) y Fragmentos a su imán, publicado después de su muerte en 1977, en las que sigue demostrando que la poesía es una aventura arriesgada.
En 1966 publicó la novela Paradiso, donde confluye toda su trayectoria poética de carácter barroco, simbólico e iniciático. El protagonista, José Cemí, remite de inmediato al autor en su devenir externo e interno camino de su conversión en poeta. Lo cubano, con sus deformaciones verbales, desempeña un papel fundamental en la obra, como ocurre en su colección de ensayos La cantidad hechizada (1970). Oppiano Licario es una novela inconclusa, aparecida póstumamente en 1977, que desarrolla la figura del personaje que ya aparecía en Paradiso y de la que toma título. Lezama Lima ha influido inmensamente en numerosos escritores hispanoamericanos y españoles, algunos de los cuales llegaron a considerarle su maestro, como es el caso de Severo Sarduy.
“¿Por dónde saco la cabeza para respirar, frenético de ahogo, después de esta profunda natación de seiscientas diecisiete páginas?”, se preguntaba Julio Cortázar, uno de los primeros y más entusiastas críticos de Paradiso. “Leer a Lezama -continúa- es una de las tareas más arduas y con frecuencia más irritantes que puedan darse. La perseverancia que exige el maestro cubano es infrecuente, incluso entre “especialistas””(4) . Lezama Lima no es un autor cómodo, y mucho menos de fácil lectura. Sus obras, tanto la poesía como la narrativa, han llevado a una batalla de tinta entre los escritores y críticos literarios unos a favor, otros encontra, convirtiéndolo así en una figura sagrada y polémica en las letras hispanoamericanas. A esto hay que agregar que vivió encadenado a su peculiar mística de la literatura, porque siendo un progresista era, también profundamente católico. Una combinación que nunca entendieron ninguno de los dos bandos. El colmo de la incomprensión llegó en 1959 cuando se vio primero rechazado por los revolucionarios por culteranista y por los contrarrevolucionarios por haberse quedado en la isla. Después de su muerte es el abanderado de ambos grupos. Lezama Lima ha recuperado el lugar que le correspondía en las letras cubanas, aunque sigue siendo paradójico porque es un autor venerado y muy citado y al mismo tiempo poco leído y no siempre bien interpretado.
La obra de Lezama tiene un profundo universo poético, un rico sistema que hace gala de su erudición enciclopédica y subjetividad humana. Su discurso subjetivo esta lleno de humanidad que nace en sus raíces religiosas y penetra en lo más hondo de la relación entre el hombre y el mundo y la sociedad. Hace de la imagen y la metáfora el lemento principal de su poesía. Lezama no tenía claves fijas, verbalizaba los sonidos de ahí que muchos le llamaran hermético. Uno de sus poemas más brillantes Muerte de Narciso, visto por muchos críticos como un tratado poético y un genial discurso filosófico, donde el ser es parte de la nada, manifestando con sonidos la materialización de esa nada.
Muerte de Narciso publicado en la revista Verbum se contrapone a toda la poesía anterior, incluyendo al “negrismo o poesía negra”. Apoyándose en mitos y referencias extranjeras (Narciso, Danae, centurión, faisán, nieve), el poema exibe un lenguaje culto y preciosista (corceles, ceniciento, marmórea) que conscientemente evita las locuciones locales, los africanismos o las transcripciones fonéticas del habla popular que realizaban muchos poetas negristas contemporáneos de Lezama. Sus poemas, generalmente largos, envitan el ritmo o la musicalidad, son pausados y libres. Su poesía va a sentar las bases del grupo Orígenes que se van a contraponer a la poesía negrista tan en moda en la sila en esos tiempos.
“…Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado
son peces, son llamas, son flautas, son dedos mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire, espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y dulce plinto no ofreciendo….”

Parasido es considerada su obra cumbre y una obra universal. La primera edición apareció en 1966, donde se muestra la madurez del autor en cuanto a profesionalidad, estilo, originalidad creadora y posesión de una basta cultura. No se trata de una novela épica sino de una novela poética, cuyos antecedentes están en su poesía. En Paradiso, el autor no busca lo histórico en concreto, en cambio recrea el pasado a través del recuerdo. El personaje principal de la obra, José Cemí, es la encarnación de la búsqueda de Lezama Lima. Cemí no es más que un poeta en busca de la verdad para llegar a la libertad absoluta. Paradiso es la historia de ese personaje, de su familia, de sus amigos dentro de un mundo sensitivo, todo un concierto de sentidos y sensaciones.

Lezama en su novela busca la máxima expresión de cubanía desde adentro: la familia, las tradiciones, las costumbres y los sentimientos. Cemí, el protagonista, se encuentra así mismo a través de un mundo real e imaginario que se entrelazan desde el principio hasta el final de la novela, recurso que hace que el lector se pierda o no sepa identificar en cual de estos dos mundos se mueve la narración, o hasta el punto que el lector pueda tomar por real, lo imaginario y a la viceversa. Cemí asume el sentido de la vida, de la muerte, del destino, del deber, como experiencias vividas o trasmitidas por su madre y los recuerdos de antaño.

La lectura autobiográfica no debe eliminarse, porque Paradiso contiene toda una crónica de La Habana: calles, plazas, parques, edificios, etc. El libro crea una apasionante galeria familiar, en el primer capítulo, empezando por el padre, un personaje dudoso, continuando por la ternura de la madre y la gran constelación de parientes que le dan a la narración un calor y una originalidad poco lograda en la literatura. La segunda parte, a partir del escandaloso capítulo que contiene el tema sexual como centro, la novela deja de ser costumbrista para ser esquemática. Cemí es un adolescente en esta parte de la novela por lo que las discusiones, el mundo de las ideas que a veces son contrarias sobre el universo. Cemí se enfrasca en la búsqueda de explicaciones racionales a todo, incluso para la homosexualidad, que de manera súbita revela al lector. El escándalo de la novela estuvo marcado por sus pasajes de fuerte erotismo u homoerotismo, el tratamiento de lo sexual que hicieron de Lezama Lima la oveja negra de la literatura cubana, lo igualaron al Marqués de Sade incluso.

Lezama Lima pertenece a esos autores censurados, se vio apartado en vida en su propio país, mientras que en el extranjero se le veneraba como a uno de los autores más grandes de las letras hispanoamericanas. Murió olvidado y sin ser reconocido, solo en la década de los noventa hubo cierta aceptación por parte de las autoridades gubernamentales de Cuba. Ahora es presentado como el autor culto y único, como el ejemplo de la nueva Cuba tolerante y educada.

3.4.- Alejo Carpentier, lo real maravilloso.

Nació el 26 de diciembre de 1904 en La Habana, su padre Jorge Julián Carpentier, francés, arquitecto; su madre, Lina Vamont, profesora de idiomas de origen ruso. Desde muy pequeño tiene inclinaciones hacia la música. En 1917 ingresa en en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y estudia teoría musical. Ya en 1921 preparó su entrada en la escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana, aunque abandona sus estudios poco después. Su vinculación al periodismo comienza en 1922 en La Discusión, una carrera periodística que no abandonó en toda su vida. Integra el Grupo Minorista en 1923 y forma parte de la Protesta de los Trece, sufriendo prisión por siete meses acusado de comunista. Protagoniza una sorprendente fuga con un pasaporte falso hacia Francia. En Francia trabaja como periodista, colabora con importantes publicaciones y es el momento en que decide estudiar América a fondo, hecho que le toma ocho años de su vida. Escribe libretos para el ballet. Comienza su trabajo en la radio Poste Parisien, la estación más importante en Paris en ese tiempo.

Publica en Madrid su primera novela ¡Écue-Yamba-O! De 1933 a 1939 dirige los estudios Foniric. Regresa a Cuba en 1939 donde se dedica a producir y dirigir programas radiales hasta 1945. en 1942 es seleccionado como el autor dramático del año. Viaja a Haití con su esposa Lilia Esteban y Louis Jover, este fue un viaje de descubrimiento del mundo americano, de lo que llamó lo real maravilloso. Después de su viaje a México en 1944 realiza importantes investigaciones musicales y publica La música en Cuba, 1945. en 1949 publica en México El reino de este mundo. Inicia la columna en el periódico El Nacional de Caracas, Venezuela, la sección Letra y solfa que durará hasta 1961. Se imprime en México Los pasos perdidos (1953), considerada como su obra consagrada. Con este libro gana el premio al mejor libro extranjero, otorgado por los críticos literarios de París. En Buenos Aires se edita El acoso (1956). En 1958 publica Guerra del tiempo.

En 1959 regresa a Cuba para manifestar su eterno compromiso con la Revolución Cubana. Es nombrado Subdirector de Cultura del Gobierno Revolucionario de Cuba en 1960. Dos años después en México se edita El siglo de las luces. Es designado ministro consejero de la Embajada de Cuba en París. Publica en París Literatura y conciencia política en América Latina.

En 1972 se edita en Barcelona Derecho de asilo. Mientras que en 1974 en México publica Concierto Barroco y El recurso del método. Es en ese año cuando recibe un extenso homenaje en Cuba por su setenta aniversario. Recibe el título de Doctor Honoris Causa en Lengua y Literatura, otorgado por la Universidad de La Habana el 3 de enero de 1975. Se le confiere el Premio Mundial Cino del Duca y su retribución monetaria la dona al Partido Comunista de Cuba. En 1976 le es conferida la más alta distinción que concede el Consejo Directivo de la Sociedad de Estudios Españoles e Hispanoamericanos de la Universidad de Kansas, el título de Honorary Fellow. Es electo diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba ( Parlamento). En 1978 recibe la más alta distinción literaria de España, el Premio Cervantes y Saavedra, Carpentier recibe el Premio de manos del rey Juan Carlos I, dona al Partido Comunista la retribución material del premio.

En 1979 se publica La consagración de la primavera. Recibe el Premio Medicis para extranjeros, el mayor reconocimiento con que se premia a los escritores extranjeros en Francia por el libro El arpa y la sombra. Fallece en París el 24 de abril de 1980.

El escritor cubano Alejo Carpertier que es considerado como un novelista del trópico y de su simbiosis, a menudo, surrealistas acuñó el concepto de “lo real maravilloso”, que acabaría convirtiéndose en el famoso y conocido “realismo mágico”. Al escribir el prólogo de El reino de este mundo(1949) deja claro este concepto, aunque se trata más bien de un llamado de fe en lo maravilloso americano. Este autor tenía una idea fija: comprender a Latinoamérica y para ello siempre expuso su teoría que con las ideas de Europa o Norteamérica era imposible comprender a todo el continente Sudamericano. Se apoyó en una de las ideas de José Martí para comprender a Latinoamérica “… ni el libro europeo, ni el libro yanquy nos darán la clave del alma hispanoamericana”. Ya estas ideas empezaban a ser una constante en los escritores criollos ya desde el siglo XIX.

Para responder esta pregunta Carpentier recurrió al barroco como una clave de lo real maravilloso, así lo explicó en su ensayo Lo barroco y lo real maravilloso. Carpentier tomó este estilo como algo más que las volutas, roleos, líneas curvas y adornos desmesurados, lo denominó como: una sensibilidad. Para él el barroco es una pulsación creadora recurrente a lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía. “América, continente de simbiosis, de mutaciones, vibraciones y mestizaje fue barroca desde siempre”, argumentó este autor citando como ejemplos las dos epopeyas americanas del Popol Vuh y el Chilam Balam, además de toda la arquitectura azteca y maya. Incluso se apoya en que los estilos ya conocidos en Europa al llegar a América sufren una transformación, lo ejemplifica con el plateresco llegado con la conquista que es materializado por una mano de obra india, que en sí misma es barroca, y añade el barroquismo de sus materiales, de su invención, de los motivos zoológicos, vegetales y florares del nuevo mundo.

A la pregunta ¿Por qué es América Latina la tierra de elección del barroco?, responde que “el espíritu criollo es de por sí barroco. El barroquismo americano se crece con la criollidad, con la conciencia que cobra el hombre americano de por sí producto del mestizaje de razas. Con tales elementos, cada cual aporta su barroquismo, encontramos directamente con lo que yo llamo lo real maravilloso”. Esto se hizo evidente cuando Carpentier estuvo en Haití al hallarse en contacto diario con lo real maravilloso.

En 1925 el crítico de arte alemán Franz Roth acuñó el termino “realismo mágico” para describir una pintura donde se combinan formas reales de manera no conforme a la realidad cotidiana. Luego se aplicó el término a la novela del “boom” hispanoamericano, que se inicia con Juan Rulfo y se consagra con Gabriel García Márquez. Llama la atención que se ha aceptado el termino de “realismo mágico” propuesto por un crítico de arte europeo apartando el termino de “lo real maravilloso” propuesto por un escritor hispanoamericano. El propio Carpentier en su novela El reino de este mundo describe el palacio que el rey negro de Haití, Henri Christophe construyó en las montañas haitianas imitando Sans Souci y la corte de Versalles. Detrás del palacio el reyezuelo construye La Ferriére, castillo inexpugnable porque ha mezclado sangre de toros sacrificados en la amalgama. Y eso es lo real maravilloso, porque es verídico; y esa es la apoteosis del barroco americano. Aquí lo insólito es lo cotidiano.

En su obra Concierto Barraco escrito en 1974 y publicado por primera vez en México podemos notar la preocupación del autor por la noción del Tiempo. El autor se basó en una ópera de Vilvaldi, Montezuma. Hace referencia al cruce de culturas y la aculturación a través de la música. Este libro incluye además elementos de lo real maravilloso. Carpentier distorsiona el tiempo, para él no es algo lineal, al contrario es distorsionado. Un ejemplo es cuando en esta obra se encuentran personajes que existieron en la vida real, como es el encuentro entre Stravinsky con Vivaldi en el capítulo VI, esto no es posible porque a estos personajes les separa un siglo de distancia. Carpentier manipula el tiempo para que el lector se pierda porque se habla de personajes reales y de un tiempo que no puede ser real sino maravilloso. Aquí vemos a Filomeno y a Montezuma que viajan a Europa haciendo escala en La Habana, ciudad que está enlutada por las muertes causadas por las fiebres malignas (la peste). Seguimos las aventuras de unos personajes a través de su viaje a Europa, la escala del tiempo aquí es “normal”, pero la estructura temporal de la acción se le opone. Un lector que ha leído bastante sabe que las epidemias de peste en Cuba fueron entre el siglo XVIII y el XIX , pero a la vez va a escuchar en voz de estos dos personajes mencionar o hacer referencias como la Torre Eiffel construida en 1889, los “Travellers Checks”, Louis Astrong instrumentista del siglo XX, etc. Aquí el tiempo presente se encuentra el pasado y el futuro. Carpentier confrontó aquí personajes que realmente existieron pero en épocas diferentes como a Antonio Vivaldi (1678 – 1741), Domenico S. Scarlatti (1685-1757), Geor Friedrich Händel (1685 – 1759) e Igor Stravinsky (1882 – 1971). Por lo que la conversación entre Stravinsky y Händel en el capítulo V es completamente imposible, pero el lector asiste a esta conversación. El autor juega con el tiempo y hace reflexionar al lector. En este capítulo estos músicos se reunen para tocar música, según el autor una “sinfonía fabulosa” donde cada maestro va a demostrar su virtuosismo. A esto se le agrega un enérgico diálogo como el que tiene Vivaldi con Händel cuando le grita: “¡Dale, sajón del carajo!” y la respuesta de Scarlatti: “¡Ahora vas a ver fraile puteñero!”. Diálogo cargado de frases criollas del habla cubana que muy a parte de coloridas, desentonan en la atmósfera culta creada por Carpentier.

La descripción de este concierto magistral, llega al absurdo cuando Filomeno vuelve de la cocina trayendo calderos de cobre y cucharas, espumaderas y un sin número de utensilios de la cocina y estos grandes maestros dejan de tocar su música para permitirle a Filomeno improvisar una música con estos utensilios domésticos. Primero salta el absurdo por las condiciones de razas, Filomeno es negro y sin ninguna educación musical. Estos maestros le permiten tocar durante 32 compases ( unidad de medida en la música) y luego lo admiran y califican de “magnífica” esa música. Cuando Filomeno empieza a cantar estos músicos lo acompañan con sus instrumentos. Toda la jerarquía se invierte, es el esclavo negro quien lleva el ritmo e impone el compás. Esto hace que Scarlatti exclame: “¡Diablo de negro!¡Cuando quiero llevar un compás, él me impone el suyo!”.

Concierto barroco contiene una concepción del tiempo que sorprende. La acción comienza en 1709, llega a 1733, se traslada a 1924 y termina en los albores de una revolución en pleno siglo XX. Carpentier en un pasaje de la novela hace que Handel (1685-1756) le pregunte a Igor Stravinsky (1882-1971), “¿Cómo puede ser que alguien que murió en el siglo XVIII hable con alguien que nació a finales del siglo XIX?”. Esto es un ejemplo de la magia de la prosa de este autor. Aquí se traduce la idea de que la música permite entrar en un concepto del tiempo no lineal sino circular, donde el pasado y el presente se unen para tejer la historia del futuro representada en la persona de Filomeno, negro esclavo, que puede musicalizar y compararse a los grandes maestros conocidos de la música.

Aquí aparece un Montezuma entre romano y azteca, algo así como un César coronado con plumas de quetzal, un Vivaldi que canta el estribillo del esclavo Filomeno, Hamlet es comparado con los “chamacos” mexicanos. Todas estas y muchas más son expresiones de un discurso hondamente transcultural porque para Carpentier en América Latina todo es fábula y por ello la literatura tiene sus propias leyes muy distante de la linealmente conocida.

Carpentier fascinado por el juego con el tiempo, vuelve a tocar este tema, tema que podría denominar como una constante en su obra; en la novela Los pasos perdidos. Esta novela puede incluirse en el grupo de “novelas de la tierra” que están marcadas por el problema de la modernidad en América Letina. Dos novelas la preceden La vorágine y Doña Bárbara de Romulo Gallegos, que va a tratar el conflicto entre civilización y barbarie. Este conflicto no es solo una oposición entre dos formas diversas de ver el mundo sino entre dos temporalidades. En ambas novelas, los protagonistas realizan un viaje en el espacio y en el tiempo para salvarse. En Los pasos perdidos, Carpentier toma este motivo siguiendo dos claves muy importantes: el diálogo creativo comprometido con la vanguardia y la temporalidad que aparece como encarnación de la barbarie. El viaje del protagonista tiene un sentido de terapia personal, a través del cual recupera el sentido perdido de su existencia. Esto permite transformar la dicotomía civilización y barbarie en civilización y primitivismo. Es decir aquí el primitivismo significa finalmente una relación especial con la cultura, relación que es enriquecedora y regeneradora.

En Los pasos perdidos un músico, cuya vida se desliza entre las adulteraciones y los falsos valores de la civilización de la megaurbe donde vive (supuestamente se refiere a Nueva York o París), emprende un viaje al interior de la selva sudamericana (sin especificar de qué país se trata, es una compilación de todos las características del continente) en busca de unos primitivos instrumentos musicales de los aborígenes. En contacto con la naturaleza virgen y con seres que viven una existencia bastante elemental, se ve retrotraído al pasado y al mismo tiempo cree renacer, y siente renovada su capacidad para emplear más plenamente sus facultades, como la de amar, por ejemplo. Olvidándose de su teatral esposa y deshaciéndose de una amante decadente y pervertida, acepta el amor íntegro y simple que le ofrece Rosario, una morena que se designa a sí misma, expresando su entrega, “Tu mujer”. Pero no se cortan así de simplemente las cadenas que los atan al mundo “civilizado”. Este músico no es devorado por al selva sino por la civilización, al regresar a la gran ciudad y volver a la selva se encuentra con la realidad, el tiempo que ha transcurrido ha borrado todo. Vuelve Carpentier al juego con el tiempo, el protagonista se ausenta de la selva por unos meses, solo unos meses, en la gran ciudad pasan años y nada cambia, sin embargo al regresar a la selva se percata con horror que todo ha cambiado empezando por el paisaje, la marca que había hecho en un árbol para poder encontrar el camino, no está, no existe. El río había subido el nivel de sus aguas y el regreso se hace imposible.

“Mi personaje de Los pasos perdidos viaja por él (el río Orinoco) hasta las raíces de la vida, pero cuando quiere reencontrarla ya no puede, pues ha perdido la puerta de su existencia auténtica. Esta es la tesis de la novela que me costó no poco esfuerzo escribir. Tres veces la reescribí completamente”, escribió Alejo Carpentier sobre su novela.

Carpentier escribió un cuento que tituló Viaje a la semilla, donde juega con el tiempo de una manera que nadie antes había hecho, invierte el tiempo. El personaje principal viaja a través del cuento desde su muerte hasta el vientre de su madre, esta metamorfosis no solo la va a sufrir el personaje sino también la casa donde este hombre ha vivido desde su nacimiento, empezando con la demolición de la casa y terminando con la construcción. Esta inversión del tiempo produce una ruptura con el pensamiento lógico europeo que rige la cultura occidental y propone una nueva lógica que va más allá de una nueva lógica donde la vida y la muerte se confunden, se intercambian, son la misma cara de una moneda.

Carpentier se caracterizó a lo largo de su vida literaria por tratar de describir a América Latina con un lenguaje propiamente latinoamericano y no europeo. El cuento es uno de los más claros ejemplos de este interés de Carpentier porque es como una serpiente que se muerde la cola, diciéndonos que el principio es el final y el final es el principio, donde todo termina y todo empieza, entre vida y muerte. El autor al generar esta ambigüedad establece un tiempo circular y no lineal como estamos acostumbrados. Este cuento va a seguir la lógica recurrente, técnica musical que según una pieza termina, regresa a donde había iniciado. Carpentier fiel a su educación musical, organizó la estructura el cuento como la de una composición musical.

Es Alejo Carpentier un escritor que sigue sorprendiendo hasta hoy en día, tanto por haber acuñado “lo real maravilloso” como algo propio de Latinoamérica y por intentar describir al continente con un punto de vista latinoamericano alejado del egocentrismo europeo.

3.5.- Nicolás Guillén

Nocilás Guillén Batista, nombrado como Poeta Nacional de Cuba por el gobierno revolucionario, nació el 10 de julio de 1902, en Canagüey, hijo del periodista Nicolás Guillén y Argelina Batista que tuvo que encargarse de la educación y formación de los hijos después que el padre muriera a manos de los soldados que reprimían una manifestación en 1917. Ya en 1919 Guillén termina sus estudios de bachillerato y comienza a publicar sus versos en revistas Camagüey y Orto. En 1922 conforma un volumen de poesía de corte modernista; Cerebro y corazón, también empezó a estudiar Derecho que abandonó muy rápido. Fue empleado del Ayuntamiento de Camagüey.

En 1926 vuelve a La Habana con la idea de cambiar de vida, logra un trabajo en la Secretaría de Gobernación. Es la época en que conoce personalmente a Federico García Lorca, que había sido invitado por Fernando Ortiz. En abril de 1930, escribe sus Motivos del son, que, al publicarse en el Diario de la Marina, lanzan al poeta a la celebridad, poemas muy conocidos por la musicalización que hicieron Alejandro Caturla y Grenet. Al año siguiente gana la lotería y con el dinero se puede sufragar la publicación de Songoro cosongo, poemas mulatos, un libro de poemas muy maduro artísticamente y donde reflexiona mucho sobre la cultura cubana, este libro fue muy admirado por Miguel de Unamuno que le escribe una carta admirándolo.

En 1934 se produce en la isla el golpe de estado de Batista, la situación política y económica es muy convulsa, la intervención de EE.UU. es eminente. Guillén publica su poemario West Indies, Ltd. Donde va a exponer sus posiciones más comprometidas y críticas sobre la situación del país. En 1937 viaja a México para participar en el congreso organizado por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México. Su estancia tuvo una gran repercusión en su vida porque pudo conocer y relacionarse con artistas como Silvestre Revuelta, Diego Rivera o Alfaro Siqueiros. Compone un poemario que título Cantos para soldados y sones para turistas y también Poema en cuatro angustias y una esperanza.

En 1945 inicia una gira por Latinoamerica, visita Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. En Buenos Aires publica El son entero en 1947 y en 1951, Elegía a Jesús Menéndez. Ese año participa en el Consejo Mundial por la Paz, en Praga y Viena. Viaja por la Unión Soviética, China y Mongolia. De regreso a la isla publica Elegía cubana. Pero la situación en la isla es cada vez más inestable y por sus ideas cada vez más comprometidas con la izquierda, se auto exilia en 1952. En 1954 viaja a Estocolmo, para participar en el Congreso de la Paz, recibe ese mismo año el Premio Lenin por la Paz, visita Bucarest, Varsovia, Budapest, Praga y París. En 1959 se encuentra en en Buenos Aires cuando el triunfo revolucionario de Cuba y de inmediato regresa a Cuba.

En 1960 publica ¿Puedes? , en La Habana funda la Unión de Escritores y Artistas de Cuba ( UNEAC), de la que fue presidente hasta su muerte. Al cabo de dos años publica una recopilación de sus textos periodísticos Prosa de prisa y el poemario Balada. En 1964 publica sus Poemas de amor, Tengo y su Antología mayor y en el 67 aparece El gran zoo y en el 60, Cuatro canciones para el Che, dedicadas al guerrillero muerto en Boliva años antes. En 1970 publica Rueda dentada y Diario que a diario, recibe el Premio Viareggio en Roma. Muere en 1989 después de una larga enfermedad pero con el reconocimiento de su obra y el haber visto publicada toda su obra poética en dos tomos.

Nicolás Guillén es considerado como una de las voces fundamentales de la poesía iberoamericana del siglo XX. Su obra mezcla la tradición poética de la lengua castellana con las raíces afrocubanas y como resultado nos da una expresión de hondo humanismo y belleza, dándole una resonancia universal a nuestra cultura mestiza.

Motivos de son, publicada en 1930, causó un gran interés por la manera que logra hacer confluir su poesía con los ritmos del son (género musical tradicional afrocubano ). En estos poemas está el mismo elemento rítmico que guía el son: la clave. A esta presencia musical afrocubana unida al habla popular cubana es una de las características de la poesía de Guillén. Amenudo aprovecha las particularidades del habla popular, como por ejemplo la aspiración de la “ese” o la eliminación de algunos fonemas al final de la frase, para crear un ritmo poético, como en su poema Bucate la plata (Búscate la plata) en Motivos de son.

“Bucate la plata
bucate la plata
porque no doy un paso má:
etoy a arró con galleta
a má”
“Búscate la plata
búscate la plata
porque no doy un paso más
estoy a arroz con galleta
nada más”

A parte de crear una poesía sonora, rítmica y, a menudo, sensual (los poemas de Guillén incitan a la lectura en voz alta), muy cercana a los ritmos afrocubanos y al habla popular, no se puede separar de su contenido temático y de la cosmovisión del autor. Guillén explora temas relacionados con la identidad, historia, cultura, raza, clase, etc.

Cuando publica su antología poética: Songoro cosongo, en el prologo escribió: “ Diré finalmente que éstos son unos poemas mulatos…, opino por tanto que una poesía criolla entre nosotros no lo será de un modo cabal con el olvido del negro. El negro aporta esencias muy firmes a nuestro cóctel…Por lo tanto el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá “color cubano”. Aquí Guillén resalta el papel de la población negra en la historia y la cultura cubana que es un aspecto innegable.

“Pero mi repique bronco
pero mi profunda voz
convoca al negro y al blanco
que bailan al mismo son
cueripardos o almiprieto
más de sangre que del sol
pues quien por fuera no es noche
por dentro ya oscureció”.

En este poema nos deja explicito que tanto negros como blancos responden al ritmo del bongó, traza un puente entre estas dos razas y no teme usar la palabra “negro”, porque en su poesía el negro es negro y el blanco es blanco. Además recurre a unir palabras para formar una como “cueripardos”, es decir “cuero pardo o piel oscura o mulata” y “almiprieto”, refiriéndose a “alma prieta” es decir “alma negra”. El mulato puede tener la piel oscura pero ser blanco a la vez, mientras que el blanco puede tener el alma blanca, el interior negro. Llama la atención que el uso de negro y blanco aquí es solo para marcar la raza, el color de la piel sin trazar otras similitudes que puedan hacer confundir al lector.

En Balada de los dos abuelos ( West Indies Ltd., 1934), que es uno de los poemas más conocidos de Guillén, vemos otro intento por sintetizar o armonizar las conflictivas raíces de la población de la isla. Contrapone las historias de los ancestros africanos – Taita Facundo – y europeos – Don Federico – , en el poema Sombras que solo yo veo, me escoltan los dos abuelos, para al final unir a los dos en una zola voz.

“_¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezan alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas
los dos del mismo tamaño
ansia negra y ansia blanca;
los del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan,
sueñan, lloran, cantan,
lloran, cantan.
¡Cantan!”

La poesía de Guillén coincide con un momento en que en la América Latina la cultura negra y afro-latina se expresan de maneras diferentes tanto en lo político como en lo cultural, un momento en el que hay una aceptación y reconocimiento de la cultura africana dejando atrás los problemas de la reciente esclavitud (en Cuba la esclavitud existió formalmente hasta 1886). Su obra se ha asociado a la “poesía negrista”, Guillén incorpora a su poesía elementos de la tradición lírica española, de la cultura popular africana y de la vanguardia.

Otro de los temas de Guillén es el social, porque siempre estuvo muy ligado a la política. Primero tomando partido por los menos favorecidos económicamente, después por la izquierda hasta ingresar en el Partido Comunista de Cuba (al que perteneció hasta su muerte), cuando España estuvo enfrascada en la Guerra Civil, Guillén tomó parte defendiendo a los republicanos, incluso viajo a España en las Brigadas Internacionales. En su antología poética Cantos para soldados y sones para turistas y España. Poema en cuatro angustias y una esperanza, demuestra su compromiso social, en esta última antología hay un poema dedicado a Federico garcía Lorca, asesinado en 1936, su gran amigo y que había influenciado grandemente en su poesía.

“Toco a la puerta de un gitano.
_¿No anda por aquí Federico?
Nadie contesta, no habla nadie…
¡Federico!¡Federico!

La casa oscura, vacía;
Humedad en la sparedes;
Brocal de pozo sin cubo,
Jardín de lagartos verdes”.

A su regreso a Cuba después de 1959, escribe y publica uno de los poemas más famosos, dedicado a los triunfos de la nueva revolución; Tengo. Este poema ha sido el más musicalizado y cantado empezando por el cubano Pablo Milanés, la española Ana Belén, el grupo de rap Hermanos de causa, etc. Guillén es el poeta más musicalizado de Cuba, lo mismo que Miguel Hernández y Antonio Machado en España.

“Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer
y hoy Juan con Todo
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar loq ue me tengo que comer.
tengo vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.”

Guillén recurre con mucha frecuencia a un recurso poético, jitanjáforas, es decir, palabras inventadas, muchas veces inventadas, sin sentido en sí mismas y cuyo valor es solamente su calidad fónica en apoyo al resto del texto. Un ejemplo de jitanjáfora lo encontramos en Secuestro de la mujer de Antonio, en la antología Sóngoro cosongo.

“De aquí no te irás, mulata,
Ni al mercado ni a tu casa;
Aquí molerán tus ancas
La zafra de tu sodor:
Repique, pique, repique,
Repique, repique, pique,
Pique, repique, repique
¡po!”

Otras de las características de Guillén es el uso del habla popular y sobre todo los vocablos de origen yoruba, en el poema Ébano real hay un estribillo en lengua yoruba, la lengua hablada por la mayoría de los negros esclavos traidos desde Nigeria. No es necesario comprender el significado de este estribillo porque su sonoridad es más fuerte en función de la musicalidad del poema.

“Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé;
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.

Arará cuévano,
arará sabalú.”

O este otro ejemplo, que copio integro, que es uno de los mejores ejemplo Canto negro, y que demuestra una vez más que los poemas de Guillén invitan a la lectura en voz alta, al deleite sonoro o musical, al ritmo negro que sale a flote en su poesía.

“¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.

Mamatomba,
serembe cuserembá.

El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,

yambó,
aé.

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!

Nicolás Guillén tuvo, en vida, la suerte de ser un poeta aceptado, un poeta que vio salir a la luz todos su poemas e incluso la publicación de sus Obras Completas en dos inmensos tomos.

4.- Resumen.

Muy a pesar que siempre se ha tratado de separar o trazar límites entre la literatura española y la de América de habla hispana, ambas coexisten en un todo, que puede denominarse, literatura hispanoamericana. Un proceso inseparable ya desde que los primeros españoles pusieron pie en el nuevo continente en el siglo XV, el dioma español llegará a su más amplia expansión y comenzará un proceso de trasculturación y aculturación donde los pueblos fueron asimilándose mutuamente a veces de una manera pacífica o brutal. Es el idioma español el recuso usado para que ya fuera naciendo desde sus inicios esa importante literatura hispoamericana que sin lugar a dudas hoy ocupa un puesto importante en la literatura universal, incluso ya antes del llamado “boom de los 60”.

La literatura cubana desde sus orígenes ha estado muy ligada a los asuntos de la política. Es la política la que ha sido inseparable del quehacer literario en la isla de Cuba desde sus inicio, la primera obra aparecida a la razón de una represión de las autoridades gubernamentales contra los pobladores del interior, Espejo de paciencia, (1608) de Silvestre de Balboa hasta la actualidad donde ya se puede hablar de una literatura cubana dentro de Cuba y otra literatura cubana en el exilio (en EE.UU., México o España). Quizá debido al complejo de sus habitantes al saberse viviendo en una isla rodeada de mar, apartados de la metrópoli o del mundo cultural, donde cualquier noticia siempre llegaba con cierto retraso. Esto hizo que los escritores cubanos hayan tenido siempre puesto sus ojos en el acontecer europeo, pero siempre aferrados a lo propio creando así una literatura muy rica que a veces sorprendió a toda Europa.

Es Gertrudis Gómez de Avellaneda la primera cubana que conquista la metrópoli con sus letras, cubana de nacimiento y cubana por lo que escribía, por los paisajes y por los personajes que creó. Elogiada por unos, repudiada por otros, elogiada por aquellos que vieron en ella un dominio y una claridad en el idioma español comparada a los escritores de la península, además por ser mujer su mérito se duplicaba. Repudiada por las autoridades coloniales de la isla y de España, por subversiva y por su condición de mujer. Pero nada detuvo a la Tula, como se le conocía, escribió y escribió, tuvo la suerte de ver publicadas sus obras, de asistir a las representaciones teatrales y ser participe de los escándalos provocados por dichas representaciones. Pero sobre todo ella ocupa un lugar importante en la literatura hispanoamericana al adelantarse a la novela antiesclavista con su Sab y a la novela indigenista con Guatimozín. Por supuesto que desde un punto de vista del romanticismo, pero que la llevó a ocupar lugar digno en las letras hispanas.

José Martí, el más conocido escritor y poeta cubano, quizá por la musicalización de fragmentos de sus Versos sencillos en la popularísima canción Guantanamera y por su actividad política independentista. Fue Martí un modernista desde sus inicios, publica incluso su novela Amistades funestas mucho antes que Rubén Dario publicara su Azul. Vivió en un momento bastante convulso políticamente y bajo el cetro del romanticismo, su poesía muy limpia y rica, donde hace un uso del idioma español poco frecuente tanto por su sencillez como por los giros gramaticales que solo muy pocos podía usar o comprender en esa época. Martí fue un escritor de grandes inquietudes, fue poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, crítico literario, orador e independentista, a esta última faceta dedicó todas sus fuerzas en detrimento de su actividad creadora. Cuando se habla del modernismo es obligatorio mencionar su nombre junto a Rubén Dario y el también cubano Julian del Casal.

Otro escritor muy importante en la cultura cubana e hispana lo es José Lezama Lima, el máximo representante del culteranismo en las letras cubanas y modernas del mundo hispano. Sus amplios conocimientos, se le tildó de enciclopedista, y el dominio de un idioma español muy puro sin admitir ni siqueira el más menor localismo del habla popular en un momento en que la poesía negrista estaba muy de moda. Fue un conocedor y un dictador del idioma español puro. Fue un escritor muy barroco en sus poemas y novelas, exigiendo del lector una entrega total y un amplio conocimiento de la cultura cubana y universal. Paradiso es su obra cumbre y a la misma vez una obra universal, en esta novela Lezama pone a “lo cubano” a un nivel nunca antes alcanzado en la literatura y solo acudiendo a la familia, a las tradiciones, las costumbres y los sentimientos. Es un cronista de La Habana, ciudad que ciudad que abandonó en dos ocasiones, por las páginas de su novela pasan calles, plazas, edificios, portales descritos de una manera magistral. Igualmente se atreve a tocar el erotismo y el homoerotismo en su novela, tema tabú en aquellos tiempos siendo el primer escritor que se adentra en un tema tan peligroso a ojos de las autoridades gubernamentales. Considerado hoy en día como un autor obligado, el autor fetiche entre los círculos culteranistas hispanos, es muy venerado y emocionado, a la vez que el menos leído.

Es a Alejo Carpentier a quien debemos la aparición del término “lo real maravilloso” cuando lo dejó bien claro en el prólogo de su novela El reino de este mundo (1949), por supuesto más tarde se impuso el término de “realismo mágico”, la discusión entre cual de estos dos términos es el que responde correctamente a este estilo de escribir aun continua, aunque se ha aceptado ya el último, incluso en muchas antologías de literatura se incluye a Carpentier dentro del “realismo mágico”. Carpentier estuvo toda su vida inmerso en un re-descubrir a la América Latina mirándola desde el punto de vista de sus habitantes y no desde el punto de vista europeista o estadounidense. Sus obras tan citadas y analizadas son un ejemplo del lugar que ocupa este escritor dentro de la literatura hispana. Además fue un maestro al jugar con el tiempo, distorsionando el tiempo lineal para hacerlo circular, donde todo puede ser real y a la misma vez irreal. Siendo Carpentier un conocedor de la música desde su niñez, sus obras están llenas de esa musicalidad, y más muchas están estructuradas como conciertos o sinfonías como lo es Concierto barroco donde acude a un barroquismo muy particular, muy latinoamericano, porque era partidario de que los indígenas de la América Letina eran barrocos; para rematar con unos personajes reales dentro de un mundo real en un tiempo completamente irreal. Cuando se mienta a los escritores del “boom de los 60” como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, el cubano Guillermo Cabrera Infante, Julio Córtazar, Jorge Donoso, Carlos Funetes hay que agregar a los escritores anteriores al “boom” como a Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Miguel Angel Asturias y Alejo Carpentier. A Carpentier o vemos como una de las figuras relevantes de este movimiento que se formó en latino américa y explotó en España.

Por último Nicolás Guillén, el poeta cubano que llevó la poesía negra a su máximo exponente. Muchos detractores de Guillén dicen que imitó a Federico García Lorca quien su era amigo íntimo, pero se equivocan porque Lorca llevó el hablar popular de los gitanos a la alta poesía, mientras Guillén el de los negros de Cuba. Aunque en algunos libros se le puede ver como representante de la poesía negra cubana, él mismo denominaba a su poesía como una poesía mulata, es decir mestiza donde tanto los componentes de la raza negra como blanca estaban mezclados. Para Guillén la musicalidad es primordial en su poesía, la musicalidad y la cadencia del ritmo, nadie en la literatura cubana había llevado la clave del son a la poesía, nadie había imortalizado el hablar sin “eses”, “eres” o “eles” de los negros cubanos que hasta finales del siglo XIX fueron esclavos.

Estos cinco autores cubanos han sido tanto repudiados como elogiados a través de la historia, repudiada fue Avellaneda por querer ser más española que cubana, repudiado José Martí por ser independentista y en la actualidad eregido como “apóstol de la revolución cubana” por el gobierno actual, repudiado Lezama Lima por culteranista y críptico, repudiados fueron Carpentier y Guillén por sus afiliaciones al Partido Comunista de Cuba y a la revolución cubana. Elogiados por que son los más genuinos representantes de una cultura hispana e hispanoamericana, todos ellos dominan el idioma español con una claridad y dominio sorprendente. Todos estos autores estuvieron ligados a movimientos o estilos literarios significativos, que dieron sus frutos más importantes a la literatura universal.

ANEXO 1
“Al partir” (1836)
¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.

¡Voy a partir!. . . La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza y, pronta a su desvelo,
la brisa acude de tu zona ardiente.

¡Adiós, patria feliz, edén querido!
¡Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!

¡Adiós!. . . Ya cruje la turgente vela. . .
El ancla se alza. . . El buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.

ANEXO 2
Fragmento de la novela “Sab”, ejemplo de la descripción detallista del paisaje.
“El sol terrible de la zona tórrida se acercaba a su ocaso entre ondeantes nubes de púrpura y de plata, y sus últimos rayos, ya tibios y pálidos, vestían de un colorido melancólico los campos vírgenes de aquella joven naturaleza, cuya vigorosa y lozana vegetación parecía acoger con regocijo la brisa apacible de la tarde, que comenzaba a agitar las copas frondosas de los árboles agostados por el calor del día. Bandadas de golondrinas se cruzaban en todas direcciones buscando su albergue nocturno, y el verde papagayo con sus franjas de oro y de grana, el cao de un negro nítido y brillante, el carpintero real de férrea lengua y matizado plumaje, la alegre guacamalla, el ligero tomeguín, la tornasolada mariposa y otra infinidad de aves indígenas, posaban en las ramas del tamarindo y del mango aromático, rizando sus variadas plumas como para recoger en ellas el soplo consolador del aura.”

ANEXO 3

Este otro fragmento la Tula pone en un diálogo entre un forastero y un campesino, la dura realidad del esclavo, algo que nadie se atrevía a manifestar abiertamente:
“-Vida muy fatigosa deben de tener los esclavos en estas fincas -observó el extranjero-, y no me admira se disminuya tan considerablemente su número.
-Es una vida terrible a la verdad -respondió el labrador arrojando a su interlocutor una mirada de simpatía-: bajo este cielo de fuego el esclavo casi desnudo trabaja toda la mañana sin descanso, y a la hora terrible del mediodía jadeando, abrumado bajo el peso de la leña y de la caña que conduce sobre sus espaldas, y abrasado por los rayos del sol que tuesta su cutis, llega el infeliz a gozar todos los placeres que tiene para él la vida: dos horas de sueño y una escasa ración. Cuando la noche viene con sus brisas y sus sombras a consolar a la tierra abrasada, y toda la naturaleza descansa, el esclavo va a regar con su sudor y con sus lágrimas al recinto donde la noche no tiene sombras, ni la brisa frescura: porque allí el fuego de la leña ha sustituido al fuego del sol, y el infeliz negro girando sin cesar en torno de la máquina que arranca a la caña su dulce jugo, y de las calderas de metal en las que este jugo se convierte en miel a la acción del fuego, ve pasar horas tras horas, y el sol que torna le encuentra todavía allí… ¡Ah!, sí; es un cruel espectáculo la vista de la humanidad degradada, de hombres convertidos en brutos, que llevan en su frente la marca de la esclavitud y en su alma la desesperación del infierno.”
Más adelante se atreve:
“ -Presumo que tengo el gusto de estar hablando con algún distinguido propietario de estas cercanías. No ignoro que los criollos cuando están en sus haciendas de campo, gustan vestirse como simples labriegos, y sentiría ignorar por más tiempo el nombre del sujeto que con tanta cortesía se ha ofrecido [18] a guiarme. Si no me engaño es usted amigo y vecino de D. Carlos de B…
El rostro de aquel a quien se dirigían estas palabras no mostró al oírlas la menor extrañeza, pero fijó en el que hablaba una mirada penetrante: luego, como si la dulce y graciosa fisonomía del extranjero dejase satisfecha su mirada indagadora, respondió bajando los ojos:
-No soy propietario, señor forastero, y aunque sienta latir en mi pecho un corazón pronto siempre a sacrificarse por D. Carlos no puedo llamarme amigo suyo. Pertenezco -prosiguió con sonrisa amarga-, a aquella raza desventurada sin derechos de hombres… soy mulato y esclavo.
-¿Conque eres mulato? -dijo el extranjero tomando, oída la declaración de su interlocutor, el tono de despreciativa familiaridad que se usa con los esclavos-: bien lo sospeché al principio; pero tienes un aire tan poco común en tu clase, que luego mudé de pensamiento…
-¿Conque eres esclavo de don Carlos?
-Tengo el honor de ser su mayoral en este ingenio.
-¿Cómo te llamas?
-Mi nombre de bautismo es Bernabé, mi madre me llamó siempre Sab, y así me han llamado luego mis amos.
-¿Tu madre era negra, o mulata como tú?
-Mi madre vino al mundo en un país donde su color no era un signo de esclavitud: mi madre -repitió con cierto orgullo-, nació libre y princesa. Bien lo saben todos aquellos que fueron como ella conducidos aquí de las costas del Congo por los traficantes de carne humana. Pero princesa en su país fue vendida en éste como esclava.”

5.- Bibliografía:

1.Bueno, Salvador. “Temas y personajes de la literatura cubana”. La Habana : Unión, 1964.
2.Carpentier, Alejo. “Autobiografía de urgencia”. Madrid: Insula Nº 218, 1965.
3.Carpentier, Alejo. “Obras completas de Alejo Carpentier 2 : El reino de este mundo ; Los Pasos perdidos”. Siglo Veintiuno, México D.F., 1983 (Eddición digital).
4.Cruz de Fuentes, Lorenzo. “La Avellaneda (autobiografía y cartas). Imprenta Helénica, Madrid, 1914. (Edición digital de la 2ª edición)
5. “Expediente donde se decreta la retención (y reembarque) de las obras de Gertrudis Gómez de Avellaneda por contener doctrinas subersivas y contrarias a la moral” en Boletín del Archivo Nacional de La Habana, 1943, t.XI, ene.-dic- 1941, p.103.
6.Díaz Nicomedes, Pastor. “El Conservador”, Madrid, 23 de enero de 1842.
7.Guillén, Nicolás. “Antología, selección de Guillermo Rodríguez Rivera y Nicolás Hernández”. Visor, Madrid, 2002.
8.Gómez de Avellaneda, Gertrudis. “Guatimozín, último emperador de Méjico: novela histórica”. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2000 (Edición digital basada en la de México, Imprenta de Juan R. Navarro, 1853 )
9.Gómez de Avellaneda, Gertrudis. “Sab”. Edición de José Servera. Humanes de Madrid: Madrid, 2003.
10.Lezama Lima, José. “Paradiso”. Editorial Cátedra, Madrid, 1989
11.Martí, José. “La Edad de Oro, publicación mensual dedicada a los niños”. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999 (Edición digital a partir de la 2ª ed. de Obras Completas. Vol. 18, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1963-1965, pp. 300-503 ).
12.Martí, José. “Versos sencillos”. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004.
13. Morales, Carlos J. “La poética de José Martí y su contexto”. Madrid, Editorial Verbum, 1994.
14. Mataix, Remedios. “José Lezama Lima y la “Reinvención” de América”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005.
15.P. Sebold, Russell. “De la ilustración al romanticismo : II encuentro : servidumbre y libertad”. Cádiz, 1987, ISBN 84-7786-003-3 , pags. 93-108.
16. “Poesía. cubana del siglo XX , antología”. México, Fondo de Cultura Económica, 2002.
17. Portuondo Valdor, José Antonio. “Historia de la literatura cubana”, La Habana, Letras Cubanas, 2002.

Posted in Escritos


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *